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viernes, 23 de noviembre de 2012

[TPR] ENTRE el PARO NACIONAL y las ELECCIONES de 2013: RODRIGAZO Y DEFAULT


EL CONGRESO DE IDEA Y CRISTINA SE ILUSIONAN CON EL “REBOTE SOJERO”. MIENTRAS, EEUU SE ACERCA AL PRECIPICIO FISCAL, LA ECONOMÍA CHINA SE DESACELERA Y BRASIL DEVALÚA

ENTRE el PARO NACIONAL y las ELECCIONES de 2013:
RODRIGAZO Y DEFAULT

La burocracia de Moyano y Micheli se oponen a la huelga general indefinida porque quieren transar con Macri, Scioli y Binner para las elecciones de 2013. Convoquemos una reunión de la izquierda para votar un plan de lucha y las marchas del 14 y 20 de diciembre. Construyamos una Coordinadora en Defensa del Frente de Izquierda y un Frente Único contra el ajuste, el tarifazo y por NO al pago de la deuda externa

JUAN MARINO - 23/11/2012


El fallo del juez yan­qui Griesa en de­fensa de los fondos buitre ha abierto una crisis política de gran escala. Según el Financial Times, “la medida, to­mada el miércoles por la noche en Nueva York, aumenta la posibilidad de que Argentina entre en default una vez más”. El fallo de Griesa intima al gobierno argentino a pa­gar, antes del 15 de diciembre, los bonos de deuda en posesión de los fondos norteamericanos Elliot, NML Capital, Dart, Aurelius, AC Paster y Blue Angel, que no ingresaron en los canjes de deuda de 2005 y 2010. Según el fallo, antes del 15 de diciembre, el gobierno debería desembolsar U$S 1.330 millones para los buitres. Si el gobierno ter­minara aceptando la resolución de Griesa, abriría el terreno para que el resto de los bonistas excluidos de los canjes exijan que se los pa­gue su propia deuda, superior a los U$S 12.500 millones. A su vez, esta situación podría dar pie a que los bonistas que sí aceptaron la quita decidan tomar acciones legales para reclamar por el pago del 100% como se hizo con los buitres. Esto, porque Argentina se comprometió a que, si había una oferta mejor para los que no habían entrado al canje, se la tenía que extender también a los que entraron.

Por el contrario, si el gobierno no cumple con el fallo de Griesa, el propio fallo establece el embargo de los fondos destinados al pago de la deuda a bonistas norteame­ricanos: en primer lugar, U$S 3.500 millones del cupón atado al PBI, cuyo vencimiento es el propio 15 de diciembre. Si esto sucediera, Argentina ingresaría en un default técnico, es decir, no poder pagar en tiempo y forma los compromisos establecidos con los acreedores. Esto último habilitaría a los acree­dores que sí entraron en el canje a exigir que el gobierno cancele la deuda en un solo pago, dado que estaría incumpliendo con las cuotas establecidas en el acuerdo: se trata de U$S 20.000 millones, el equiva­lente a la mitad de las reservas del Banco Central de la República Ar­gentina. Como se ve, estamos ante una ofensiva enorme de parte del imperialismo yanqui, que busca im­poner un desfalco brutal a nuestro país.

Se trata, a su vez, de una me­dida que, potencialmente, podría impactar sobre el desarrollo de la bancarrota capitalista en su con­junto. Sucede que, si prospera la pretensión de los fondos buitre, se pone en cuestión la política de re­negociaciones de las deudas de los países en quiebra, que es la política a la que ha recurrido el imperialis­mo para tratar de sortear la crisis, a cambio de ajustes brutales contra las masas. La política de Griesa y los buitres, que no es otra que la de la fracción republicana de la bur­guesía norteamericana (no hay que olvidar que estos mismos fondos fueron los principales financistas de la campaña de Romney, el rival de Obama en las últimas elecciones de Estados Unidos), si se extiende, acarrearía una escalada de que­brantos estatales, los que llevarán a un recrudecimiento de los ajustes contra los trabajadores, las crisis entre los estados, y la lucha entre las clases para definir quién paga la crisis capitalista.

ESTAMOS FRENTE A UNA CORRIDA FI­NANCIERA CONTRA ARGENTINA

En Argentina, la medida de Grie­sa ha desatado una corrida finan­ciera enorme. En un día, los cupo­nes atados al PBI cayeron un 13% y el Merval un 3,3%. Las acciones de YPF retrocedieron un 5,3%. Este cuadro viene precedido por toda una serie de episodios que marca­ron con claridad la tendencia al de­fault presente en la situación políti­ca. La negación por parte del Banco Central a prestarle a Chaco los dólares para pagar los bonos pro­vinciales, reflejo de esta situación, generó la rebaja en la calificación de la deuda argentina: “Moody’s dijo en un comunicado que ´la baja refleja la creciente preocupación´ de que ´el sector privado y los go­biernos locales no puedan acceder al mercado de cambios´” (El País, 26/10). Fitch y S&P también la ba­jaron: “se deben al fallo de la corte estadounidense de que se deba pagar a los acreedores que no aceptaron las reestructuraciones de deuda. Ambas consideran que si Argentina no paga a los fondos buitre tal como establece la justicia de Estados Unidos, lo considerarán default” (Ámbito, 31/10). El costo del seguro contra default de Argen­tina se disparó hasta convertirse en el segundo más alto del mun­do, sólo superado por Grecia. Los principales bancos imperialistas que operan en el país especulan con la posibilidad de un default en diciembre: “Bank of America Merrill Lynch, BNP Paribas, Credit Suisse y JP Morgan parecen estar jugando su propio juego; esto es, una gene­ralizada advertencia a quienes tie­nen hoy deuda argentina sobre una potencial caída de los bonos que resultaron de los canjes de deuda de 2005 y 2010” (Cronista, 15/11). El BNP Paribas dejó en claro la ca­racterización de los bancos: “‘Si el caso es aceptado y la instancia se mantiene en suspenso mientras el Tribunal Supremo decide, los pa­gos de los bonos podrían no verse afectados por algún tiempo. De lo contrario, Argentina –que sigue ne­gándose a realizar los pagos a los acreedores– podría encontrarse en un default técnico el próximo mes’, dice un alerta disparado desde las oficinas en Buenos Aires del banco BNP Paribas a sus clientes” (Info­bae, 12/11). Este escenario hizo que la estrategia de Galuccio - Kici­llof, de conseguir inversores extran­jeros para YPF, se volviera inviable, reforzando el saqueo de la ANSeS para financiar el déficit de la petro­lera y profundizando la presión fa­vorable a un tarifazo en las naftas. 

CRISTINA, LA DE­RECHA Y EL FAP BUSCAN UN COM­PROMISO CON LOS FONDOS BUITRE

Rápidamente, la derecha y el FAP ya han salido a presionar para que el gobierno ceda ante la ex­torsión de Griesa. El propio Binner declaró que “son fondos cuestiona­dos, pero no podemos resolver que no los vamos a pagar. Luego de la posición firme de Griesa, nosotros debemos realizar otra propuesta de pago. Debemos responder a las demandas, si Argentina no lo con­creta, realmente no avanzaremos a integrarnos al mundo (…) Debemos pagar esto porque si no, nos aislare­mos del mundo” (Tiempo Argentino, 22/11). Por su parte, Federico Stur­zenegger, titular del Banco Ciudad que responde al PRO, afirmó que el gobierno “debería presentarse en el juzgado, hacer suya esta interpre­tación de la cláusula de pago pro­porcional, ofrecer cancelar con esta interpretación lo adeudado desde 2005 (equiparándolo plenamente al resto de los bonistas) y hacer los cambios legales necesarios en el país para poder concretarlo” (LPO, 22/11). El carácter rabiosamente pro-imperialista de la oposición pa­tronal es inocultable.

Frente a esto, el gobierno de Cristina, a través del ministro de economía Lorenzino, planteó que apelará al fallo ante la Cámara de Apelaciones de Nueva York e in­cluso ante la Corte Suprema de Estados Unidos. Se trata de un in­tento de ganar tiempo para iniciar una negociación y buscar un com­promiso con los fondos buitre. Del “no vamos a pagarle a los fondos buitre”, Lorenzino pasó al “de nin­guna manera vamos a pagarle a los buitres sin quita y de contado” (La Nación, 22/11). A su vez, nada garantiza que tanto la Cámara de Apelaciones como la Corte Supre­ma fallen a favor del gobierno. De hecho, la Reserva Federal (Banco Central) de Nueva York, sugirió al tribunal del Juez Griesa que permi­ta a la Argentina pagar a los acree­dores del canje. Ahora bien, lo hizo “sin tomar posición respecto a la conclusión de la Corte sobre que la Argentina incumplió sus obliga­ciones bajo la cláusula pari passu” (Carta de la FRBNY, 16/11). O sea, que salió a defender los intereses de la banca, sin poner palos en la rueda a los buitres. Los medios kir­chneristas salieron a festejar esto como un triunfo, lo cual denota el carácter rabiosamente entreguis­ta del régimen K. Por su parte, la Corte Suprema “interviene sólo en casos federales, donde está en peligro la estabilidad política y so­cial” (Infobae, 22/11), por lo que es improbable que responda positiva­mente al reclamo judicial del go­bierno. Todo indicaría que marcha­mos a una agachada por parte del gobierno ante los buitres. Sin ir más lejos, ante el planteo de Griesa de que, si el gobierno no acepta el fa­llo, entonces embargaría los pagos de deuda del resto de los bonistas, Cristina respondió con esta frase: “la plata no es nuestra, es de los acreedores de la Argentina” (presi­dencia.gob.ar, 9/11). El pago de la deuda externa, que tanto Cristina como la derecha y el FAP defien­den, sólo puede arrastrar a Argenti­na a un colapso económico.
CRISTINA CAMINA HACIA EL PRECIPICIO
Cristina enfrenta este cuadro convulsivo buscando negar sus perspectivas catastróficas y sobre­estimando su propia capacidad de surfear la crisis en curso. La tesis que maneja el gobierno nacional – basada en lo discutido por el úl­timo congreso de IDEA, el principal congreso de la burguesía argentina – es que la economía argentina ten­dría, el año que viene, lo que se lla­ma un “rebote” que le daría mayor margen de acción al gobierno. En ese congreso, los analistas burgue­ses proyectaron que la economía en el 2013 no traería mayores pro­blemas para el gobierno: “’el año que viene habrá una leve mejora del PBI que crecerá un 3 por cien­to, como consecuencia de factores exógenos e internos´, sintetizó el analista Dante Sica, quien mencio­nó el mayor ingreso de dólares que significará tanto la buena campaña agrícola como el rebote de Brasil” (La Capital, 19/10). La burguesía argentina y Cristina apuestan a la relativa estabilidad de los “factores exógenos e internos” en 2013 como garantía para una relativa también estabilidad política. Es en base a este pronóstico que el gobierno cri­tica las movilizaciones en su contra y se vuelca a una política de nego­ciación y pactos con la burguesía y la oposición patronal, confiando en que contará con los recursos esta­tales suficientes para recomponer su autoridad política y garantizarse así un triunfo en las elecciones del año próximo.

Sin embargo, este pronóstico no expresa más que una profunda desorientación, tanto de parte del gobierno como de la propia burgue­sía. A diferencia de lo que plantean Cristina y los capitalistas, el gobier­no se encamina hacia un default. En primer lugar, porque el pronós­tico de crecimiento establecido por IDEA está en cuestión: de profun­dizarse el enfrentamiento bélico en Medio Oriente, y sobre todo de involucrar a Irán, el precio de petró­leo subiría y encarecería la (defici­taria) balanza energética argentina, contra los dólares que entran por la soja. Por su parte, la soja ya perdió un quinto de su valor en los últimos 2 meses producto del aumento del pronóstico de la cosecha sojera en EEUU: la sequía en EEUU “fue la que infló los precios a partir de junio pasado: hasta ese momento la soja cotizaba en Chicago a unos 480 dólares por tonelada, pero cuatro meses después llegaba a los 650 dólares, un valor nunca visto. Ayer, luego de varias semanas de retro­ceso, la posición más cercana de Chicago cerró a 524 dólares, con una recuperación de 1%. Pero a futuro, para mayo de 2013, cuando aparece la oferta desde la Argenti­na, cotizó a la baja, a 504 dólares (…) El gobierno actual deberá pres­tar más atención, pues elaboró el Presupuesto 2013 estimando que la soja valdría en promedio 540 dólares” (iEco, 14/11). Este proce­so se ve acicalado por el retroceso de la economía china: “Importado­res chinos cancelaron pedidos por unas 600.000 toneladas de soja es­tadounidense, ya que la debilidad de la demanda y la reciente caída de los precios hicieron que las com­pras no fueran rentables. La cance­lación de los cargamentos a China, el principal comprador mundial de soja, impactó en los precios futuros del mercado de Chicago, que ya ca­yeron más de un 20 por ciento des­de sus máximos en septiembre. En este contexto, los precios cayeron a su nivel más bajo de los últimos cin­co meses (…) ‘Hay una fuerte ten­dencia bajista en el mercado ya que China no ha tenido cancelaciones de cargamentos múltiples en mu­cho tiempo’, dijo un analista agríco­la con sede en Melbourne, quien se preguntó: ‘¿A dónde irán los poro­tos cuando el principal importador los está descartando?’, preguntó el analista” (La Capital, 17/11).

En esta misma línea, el analista financiero Jorge Compagnucci, de Fénix Report plantea que “estamos viendo en los países emergentes una salida muy fuerte al dólar en los próximos tres o cuatro años” (Info­bae.com, 21/11/12). A su vez, “para el 2013 vemos una exposición de gran shock para la economía glo­bal. Vemos literalmente el colapso, la explosión de la burbuja en emer­gentes, con epicentro en Brasil. Nuestro driver a seguir es la cotiza­ción de dólar en Brasil. Hoy fue de 2,10 reales, la máxima en tres años (…) El analista argentino explicó que los precios de las materias pri­mas, sostén de las exportaciones regionales, podrían retroceder en forma sensible, en un escenario de estancamiento de la economía global al que calificó de ‘glaciación económica’. En conclusión, puede esperarse ‘una crisis por menos caja, por más que ambos gobiernos de ambos países sean de corte po­pular’” (ibídem).

Pero incluso en el escenario que nos pinta IDEA, el “yuyo” no blinda a la Argentina de la crisis mundial. Es que producto de la devaluación controlada del peso y el cepo cam­biario del gobierno “los agentes se muestran reticentes a vender (…) apuestan a una mayor depreciación del tipo de cambio oficial” (Agrosi­tio.com, 17/08). El cepo cambiario se ha convertido en un boomerang para el gobierno. Los sojeros retie­nen la soja en silos, porque como no pueden comprar dólares y ate­sorarlos, prefieren guardar valor retaceando las exportaciones, lo cual genera un problema fiscal para el gobierno, que ve disminuido su ingreso por retenciones y que tiene menos dólares en el mercado de cambios. Esto lo marcaba el pro­pio diario oficial Página 12: “´Hoy el productor no vende su cosecha, salvo que la utilice para la compra de un automotor o inmueble, o para la renovación de maquinaria y equi­po. En caso contrario, y sin la po­sibilidad de dolarizarse, prefieren mantener los granos como activo refugio (…), señalaron a este diario fuentes del Ministerio de Agricultu­ra” (5/10). Esto demuestra que las medidas de arbitraje ejercidas por el gobierno sobre la economía, al ser reflejos espasmódicos para pagar la deuda y subsidiar capi­talistas, desorganizan aún más la economía y traducen la presión de la crisis mundial.

Lo mismo sucede con las medi­das de Moreno para regimentar la balanza comercial. Los importado­res pagan a los exportadores para poder llenar el “cupo exportable” que necesitan para importar, ge­nerando sobrecostos en la cadena. LPO publica que “en muchos casos los operadores terminaron desvián­dolas [las operaciones de exporta­ción, NdR] por medio de los impor­tadores, que ansiaban cumplir con la norma [de Moreno, NdR] para seguir funcionando. Eso sí, cobrán­doles un recargo que llega hasta un 8%” (7/11). También, en virtud de la imposibilidad de atesorar dólares acá, los exportadores subfacturan las exportaciones y las “triangulan” a través de sociedades propias en el exterior, donde hacen la ganan­cia gruesa, que luego no tienen que liquidar en el país. Buscando rete­ner los dólares sin monopolizar el comercio exterior y expropiar a los grandes exportadores, el gobierno termina perdiendo más divisas de las que gana.

EL CAPITALISMO SE DERRUMBA, ARGENTINA TAMBIÉN

La crisis del régimen kirchnerista opera en el marco de una creciente bancarrota capitalista. Los ajustes en Europa (el principal destino de las exportaciones argentinas des­pués de Brasil) plantean un duro golpe a la economía argentina; lo mismo sucede con los recortes que se proyectan en EEUU, que se en­cuentra al borde del “abismo fiscal”, una perspectiva aún más catastró­fica. China, por su parte, enfrenta una importante desaceleración pro­ducto de la caída de los mercados donde coloca sus exportaciones (Europa y EEUU), de su burbuja inmobiliaria y de la imposibilidad de transformarse en un mercado consumidor, es decir, un importador neto. Esta desaceleración impacta fuertemente en Brasil, la esperan­za de la burguesía “ensambladora” argentina. Los márgenes de ma­niobra del gobierno, que se mueve dentro de los límites del régimen capitalista en crisis, están práctica­mente agotados.

La única manera de superar esta situación es, por el contrario, desa­rrollando una orientación para que la crisis la paguen los capitalistas. La profundización de la crisis mun­dial marca a fuego los límites de esta experiencia descompuesta del nacionalismo burgués que expresa el kirchnerismo. En contraposición a la política del gobierno, la única forma de defender al país contra las presiones del imperialismo, de terminar con el déficit energético y de acabar con el vaciamiento de la economía nacional, pasa por no pagar la deuda externa, no ajustar contra los trabajadores, nacionali­zar la banca y los pulpos capitalis­tas del agro y la ciudad bajo control obrero, establecer el monopolio del comercio exterior y el control de cambios, como parte de la lucha por los Estados Unidos Socialistas de América Latina. Es decir, plan­teando la lucha para que la crisis la paguen los capitalistas y para que gobiernen los trabajadores.

CRISTINA TRABAJA PARA LA DERECHA Y EL FAP
Cristina encara este cuadro de crisis trabajando para la derecha y el FAP, ambas fuerzas favorables a la devaluación de la moneda y a la liberación de las exportaciones, reclamos que integran el programa de la burguesía sojera. Frente al #8-N de la derecha y el FAP, Cristi­na no respondió dando satisfacción a los reclamos populares y buscan­do disputarle a la derecha y el FAP la dirección política de los sectores de los trabajadores y la clase media que participaron de los cacerolazos con sus propias reivindicaciones. Muy por el contrario, Cristina res­pondió al #8-N buscando el apoyo de la burguesía y de la propia opo­sición pro-imperialista.

En ese sentido, desafiamos a aquellos kirchneristas que se dedi­can a atacar a la izquierda con el argumento de que “le hacemos el juego a la derecha” cuando parti­cipamos del #20-N convocado por la CTA-Micheli y la CGT-Moyano (cuando fueron los K los que con­taron con el apoyo de Moyano du­rante 8 años seguidos), a que se hagan las siguientes preguntas: ¿el FPV no le hace el juego al PRO cuando le vota a favor decenas de negociados inmobiliarios en la le­gislatura de la Ciudad de Buenos Aires? ¿Cristina no le hace el juego a la derecha cuando vota con Ma­cri la ley de las ART reclamada por la Unión Industrial? ¿Cristina no le hace el juego a la centroizquierda sojera y pro-imperialista del FAP cuando viaja a Santa Fe y se com­promete a entregarle a Bonfatti una zona franca en Villa Constitución?

Todas estas concesiones y estos acuerdos con la derecha y el FAP por parte del gobierno nacional, que tienen como objetivo descom­primir la presión existente contra el gobierno a partir de los cacerolazos masivos, solamente termina contri­buyendo a reforzar políticamente a la derecha y el FAP y, por lo tanto, a una salida pro-imperialista a la cri­sis nacional. Sin ir más lejos, uno de los principales candidatos a ocu­par el papel protagónico se encuen­tra dentro del propio gobierno: Da­niel Scioli. Cristina prefiere trabajar para la derecha y el FAP antes que respaldarse en los trabajadores dando satisfacción a sus reclamos.

ANTES DE LAS LEGISLATIVAS DE 2013, RODRIGAZO Y PLAN DE LUCHA

Todo este proceso prepara el te­rreno para el desarrollo de un “Ro­drigazo” impulsado por el propio gobierno. Cristina ya viene gene­rando las condiciones para eso: en el presupuesto 2013 no contempla aumentos salariales para los esta­tales; terminó de pactar el traspaso del subte a Macri como preludio a un nuevo tarifazo no sólo en el sub­te sino en todo el transporte; intentó recortarle los salarios a los estata­les de la provincia; licuó los salarios y las jubilaciones imponiendo au­mentos inferiores a la inflación. El planteo del gobierno para enfrentar el default y el derrumbe económico generalizado no es otro que el del ajuste. Dada la envergadura de la bancarrota capitalista en curso, el ajuste que prepara el gobierno será de consecuencias nefastas para los trabajadores: un “Rodrigazo” que reviente las paritarias, imponga despidos masivos, ataque a las ju­bilaciones, meta un tarifazo en toda la línea.

Contra el “Rodrigazo” y el pago de la deuda externa, se plantea la necesidad y la posibilidad de que los trabajadores desarrollen un plan de lucha contra el gobierno. Eso es lo que demostró la seguidilla de marchas y paros de la burocracia de Moyano y Micheli, que corren el riesgo de convertirse en una gimnasia huelguística: con la gim­nasia huelguística no derrotamos a Cristina sino que legitimamos a la burocracia en su carrera hacia las elecciones de 2013. Contra la gim­nasia huelguística, necesitamos un auténtico plan de lucha para que­brar el pago de la deuda y la política de ajuste, peleando contra la políti­ca paralizante de toda la burocracia sindical, tanto la kirchnerista (Yasky y Caló) como la opositora. Tal es la enseñanza de la gran huelga y ocu­pación de la Dirección General de Educación de la Provincia de Bue­nos Aires por parte de los estatales, que le torcieron el brazo al gobierno e impidieron el recorte salarial.

#8-N, #20-N, HUEL­GA DE GENDARMES Y PREFECTOS, LU­CHAS DE ESTATA­LES Y DOCENTES, ESTUDIANTAZO, CORTES DE LUZ: LAS MASAS COPAN LAS CALLES
Todas las fuerzas políticas del país caracterizan que, después del #20-N, lo que se vienen son las elecciones legislativas de 2013. Sin embargo, la realidad es que el país está atravesado profundamen­te por la bancarrota capitalista. No vamos a tener un tránsito pacífico hacia las elecciones. Por el con­trario, antes, durante y después de las elecciones vamos a tener un cuadro crecientemente convul­sivo, con el gobierno de Cristina intentando descargar un auténtico “Rodrigazo” contra los trabajado­res, con una creciente crisis política entre y dentro de los distintos blo­ques patronales, y con crecientes luchas y levantamientos populares irrumpiendo en el cuadro político. Lejos de pensar en intervenir en las elecciones haciendo abstracción de las sucesivas crisis que sacuden la situación política, hay que entender que son esas crisis las que prefigu­ran la próxima batalla electoral. No es la perspectiva que se plantea la dirección del Partido Obrero: en una entrevista publicada por Pren­sa Obrera el 22/11, Altamira señala que “el 9 de diciembre, en el gran Picnic del Partido Obrero, anun­ciaremos el inicio de una campaña política con vistas a las elecciones de 2013. Queremos que la izquier­da sea visualizada como alternati­va estratégica en cada una de las confrontaciones y crisis que jalona­rán el año entrante. Debemos pro­fundizar el ascenso registrado en 2011 y establecer un bloque obrero y socialista en el Congreso, como premisa de conquistas mayores y decisivas”. Pero pretender proce­sar un “ascenso de la izquierda” en las legislativas de 2013 sin que esa izquierda intervenga como un factor político independiente en los episodios preparatorios de la bata­lla electoral, es una utopía reaccio­naria. Esto sólo puede llevar a la construcción de una izquierda que se niega a ser izquierda porque no milita para organizar a los trabaja­dores en su lucha política cotidiana contra el Estado.

Quien se oponga a plantear la perspectiva de que los trabajadores salgan a las calles en un auténtico plan de lucha desde una posición conservadora le da la espalda al conjunto de la situación política y traduce una profunda adaptación a la burocracia sindical y a la propia Cristina. A la Argentina la atravie­san los levantamientos populares opuestos por derecha o por izquier­da al gobierno nacional. La irrup­ción de las masas en el cuadro polí­tico expresa la pérdida de autoridad del Estado de cara al conjunto de la población, producto de su inca­pacidad para dar una salida a la cri­sis en curso. El brutal retroceso en las encuestas de la propia Cristina Fernández de Kirchner, que ha per­dido aproximadamente 20 puntos de imagen positiva desde las elec­ciones de octubre de 2011, es una manifestación de este proceso de agotamiento político del gobierno y del régimen de emergencia que montó desde su asunción en 2003 (apoyándose en la devaluación ya establecida por Duhalde).

Desde la TPR queremos subra­yamos lo siguiente: 2 millones de personas salieron a las calles a protagonizar los cacerolazos de la derecha y el FAP. 3 de las 5 princi­pales centrales sindicales del país convocaron al primer paro nacional desde que asumió el gobierno de los Kirchner. Gendarmes y prefec­tos se rebelaron levantando una justa y sentida consigna de todo el movimiento obrero como es un sa­lario igual a la canasta básica fami­liar. Los trabajadores estatales ocu­pan los edificios públicos y se alzan contra el ajuste logrando doblarles el brazo al gobierno nacional y a los gobiernos provinciales. Los es­tudiantes tomaron más de 60 cole­gios en la Ciudad de Buenos Aires desatando tomas y movilizaciones en el resto del país. Los múltiples cortes de calle frente a los cortes de luz y agua en Capital Federal y Provincia de Buenos Aires pusieron de relieve la deliberación popular en los barrios frente a la desorga­nización económica. La lucha edu­cativa, a su vez, no hace más que extenderse en todo el país. Y no hace falta recordar que el año em­pezó el primero paro nacional de CTERA contra un gobierno kirch­nerista, paro que fue impuesto por la rebelión de los docentes contra Yasky, el más subordinado de los burócratas sindicales a la línea del oficialismo. Hasta Caló, Secretario General de la CGT Balcarce, se ve obligado a presentarse como un factor que presiona al gobierno por el mínimo no imponible para elevar­lo más del 25%.

El quebranto estatal, el retroceso político del gobierno y la irrupción de las masas en la escena política ponen de relieve el carácter pre-re­volucionario de la situación política que atraviesa el país. La pequeña burguesía oscila bruscamente en­tre el gobierno y la oposición. La heterogeneidad y la masividad del 8-N es también una manifestación aguda de que la sociedad se está sacudiendo hasta sus cimientos. Para que la misma se resuelva hacia izquierda, es necesaria una intervención política decidida de la clase obrera y su vanguardia que le muestre al conjunto de los explota­dos que existe una alternativa al go­bierno nacionalista en descomposi­ción de Cristina. Esto, combatiendo las posiciones conservadoras que niegan el desarrollo de la bancarro­ta capitalista y el carácter absoluta­mente convulsivo del cuadro políti­co, así como también aquellas que identifican los levantamientos por derecha (8N), con las luchas popu­lares por izquierda (Estudiantazo, estatales, 20N), y con la burocracia sindical de la gimnasia huelguística (otra vez, 20N) para eliminar las lí­neas de demarcación entre los tra­bajadores y el frente popular de la burocracia y de esa forma facilitar la subordinación de los explotados a las distintas variantes patronales que pretenden suceder al gobierno de Cristina.

El #8-N, con 2 millones de per­sonas en las calles, constituye un histórico punto de inflexión en la situación política porque marca el agotamiento del gobierno y refuer­za la presión favorable a una salida pro-imperialista a la crisis en manos de la derecha y el FAP. El #20-N, por su parte, se trató del primer paro nacional desde la asunción del kirchnerismo en el gobierno, le­vantando justos reclamos obreros, y siendo utilizado por la burocracia sindical de Moyano y Micheli como un instrumento para legitimarse y buscar acuerdos electorales con sectores de la derecha y el FAP.

A su vez, en relación al 7D, todo parecería indicar que el gobierno se va a mandar a guardar, porque está más preocupado en hacer negocia­dos que en disputar la calle. De he­cho, al momento de cierre de esta edición el gobierno se dirime entre no hacer nada y hacer un festival cultural ese fin de semana. El kir­chnerismo pretende sortear la crisis nacional no por medio de la movili­zación popular sino pactando nego­ciados con los capitalista, así como con la propia derecha y el FAP.

Al crecer la bronca popular y la tendencia al compromiso entre las distintas variantes patronales se empiezan a crear así las condicio­nes políticas para una agitación de masas clarificando el carácter capi­talista del oficialismo y la oposición y, a su vez, ese reagrupamiento concentra el final alternativo de clausurar el proceso del Argentina­zo con una salida por derecha (ej: Scioli) o, por el contrario, procesar una ruptura en masa y abrir el ca­mino para un segundo Argentinazo contra los K, el FAP y la derecha so­jera. No es casualidad, por lo tanto, que ya empiece a sonar el “que se vayan todos”. Toda la contradicción está en si el 8-N y el #20-N conclu­yen dándole la iniciativa política a la clase obrera o a la oposición patro­nal. En esta situación pre-revolucio­naria, los luchadores tenemos que intervenir para que los trabajado­res salgan a la calle postulándose como una salida por izquierda a la crisis nacional.

Por lo tanto, hay que rechazar el cretinismo parlamentario que utiliza las elecciones de 2013 como una excusa para justificar su pasividad actual ante el “Rodrigazo” de Cris­tina, pretendiendo superar al go­bierno asociándose a la burocracia sindical. La mejor forma de prepa­rar el terreno para una intervención revolucionaria en las elecciones de 2013 es desarrollando, hoy, un intenso trabajo de agitación y or­ganización entre los trabajadores y explotados para que salgan a las calles contra Cristina, la derecha, el FAP y la burocracia sindical, prota­gonizando un plan de lucha contra el pago de la deuda y el “Rodriga­zo”, por todos los reclamos obreros y populares.

LA BUROCRACIA SINDICAL NO CANA­LIZA LA TENDENCIA A LA LUCHA CON­TRA EL 
“RODRI­GAZO”, SINO QUE NIEGA A LA CLA­SE OBRERA COMO FACTOR POLÍTICO INDEPENDIENTE

De esto último se desprende que, si la clase obrera quiere intervenir como factor político frente a la cri­sis nacional en curso, tiene que oponerse a Cristina, la derecha y el FAP y luchar por una salida por izquierda. Sin embargo, si esto no ocurre es, en gran parte, porque el monopolio de la representación política de los sindicatos está en manos de la burocracia sindical. De esta forma, el #20-N fue, al mismo tiempo, un paro por los reclamos obreros y una prenda de negocia­ción de los Moyano y Micheli con elementos de la derecha y el FAP de cara a las elecciones de 2013. Al contener la posibilidad de postular una alternativa obrera apoyada en los paros y las marchas por las rei­vindicaciones de los trabajadores en el marco de estas formaciones frente populistas, la burocracia sin­dical niega a la clase obrera como factor político independiente y lo coloca detrás del carro de varian­tes anti-obreras y pro-imperialistas. Las propias candidaturas de estos burócratas no son candidaturas obreras, en la medida en que ex­presan su integración al régimen político burgués y no una línea de ruptura con el Estado en defensa de los trabajadores. Inclusive, la burocracia sustenta su capacidad de regimentación de los sindicatos por su asociación con los distintos partidos patronales que forman parte de la gestión del Estado ca­pitalista.

De ahí que la tarea de poner en pie una oposición de izquierda a Cristina, la derecha y el FAP está integrada de forma indisociable a la tarea de expulsar a la burocracia de los sindicatos. En la medida en que son los sindicatos las organi­zaciones de masas que agrupan a la mayoría de los trabajadores, la posibilidad de que los trabajadores intervengan en el cuadro político se puede desarrollar sobre la base de que esos mismos trabajadores avancen en la recuperación de sus sindicatos de manos de los buró­cratas. Si los sindicatos son el ins­trumento que tiene la clase obrera para intervenir en el cuadro político, entonces la clase obrera tiene que sacarse de encima a la burocracia que utiliza su rol de dirección sindi­cal para bloquear esa intervención y disolver a los trabajadores detrás de variantes patronales. Esta con­cepción estratégica es la que tiene que guiar la actividad cotidiana de la izquierda clasista en el movi­miento obrero.

Para ello, la izquierda clasista se tiene que presentar a los trabajado­res de forma nítidamente diferen­ciada de la burocracia, buscando emanciparlos políticamente de los burócratas a través de una inten­sa agitación y propaganda política que pongan de relieve cómo los burócratas se juntan con los parti­dos patronales y boicotean la lucha por los reclamos. Es sobre la base de desarrollar esta actividad que la izquierda puede postularse como alternativa. De lo contrario, termi­nará pasando que la Coordinadora Sindical Clasista y el Frente de Iz­quierda queden como un cero a la izquierda o, mucho peor, la pata iz­quierda de la burocracia como pasó con el Pollo Sobrero en la conferen­cia de prensa de la CGT.

De hecho, el día siguiente del paro, los medios de comunicación destacaron que, para garantizar los piquetes en Capital Federal, Moya­no tuvo que recurrir a la izquierda. Buscando poner de relieve la inca­pacidad de Moyano para garanti­zar por sí mismo el paro, también mostraron que la izquierda participó del paro asociada al moyanismo y no como una variante alternativa. Ámbito Financiero del 21/11 repro­duce declaraciones de Hermosilla, del PTS y de la Comisión Interna de Kraft, quien dijo que “tenemos mu­chísimas diferencias con Moyano. No creemos que va a ser conse­cuente con lo que sucede hoy, pero tenemos que unir fuerzas y cree­mos que tiene que haber unidad sindical. Unirnos es una necesidad de los trabajadores, es una reivindi­cación del conjunto”. Estas declara­ciones fueron las más “osadas” de la izquierda en el marco del #20-N. Incluso, Néstor Pitrola del Partido Obrero se mostró molesto porque no lo incluyeron en la conferencia de prensa de la burocracia del pro­pio #20-N, declarando que “en la conferencia de prensa es evidente de Moyano monopoliza, ellos dispo­nen quiénes van y quiénes hablan. Pero nosotros veníamos haciendo un trabajo previo desde hacía más de un mes para sumar a los traba­jadores desde sus bases, desde el interior de las fábricas. Fuimos de­cisivos en las adhesiones que hubo en la UTA, partiendo la decisión en los subtes, parando ferrocarriles, gráficas, metalúrgicas. Ese trabajo nuestro fue muy importante. Pero, bueno, ya tendremos el espacio frente a las cámaras que nos co­rresponde. Iremos consiguiendo ese lugar” (LPO, 21/11). Ese lugar al que hace referencia Pitrola es el que ya tiene el Pollo Sobrero, quien lo utiliza para disolverse detrás del moyanismo.

La izquierda, por lo tanto, no interviene para evitar caer en la gimnasia huelguística destacando la necesidad de superar a la buro­cracia e impulsar un plan de lucha, sino que por el contrario se presen­ta planteando que hay que reforzar la unidad con la burocracia. Mien­tras la izquierda habla de la “unidad de acción” y punto, Moyano, en la propia conferencia de prensa, fue más allá y dijo que la “unidad de acción” prepara la “unidad de con­cepción”. He aquí el desafío de la izquierda: si la izquierda no se de­limita, es porque la izquierda no considera que tenga que jugar un rol propio en la situación política. En ese mismo sentido, la pregunta que se abre es: si con la “unidad de acción” con Moyano “alcanza” para luchar contra el ajuste, ¿por qué no vamos con Moyano y Micheli a la Plaza de Mayo el 20 de diciembre? Y si vamos al paro juntos el 20 de noviembre y a la Plaza el 20 de di­ciembre, ¿por qué no vamos juntos a las elecciones de 2013? Como TPR no estamos en contra por prin­cipios, sino que por el contrario lo que tenemos que dejar en claro es que hoy no está planteado poner en pie un labor party con Moyano, sino que Moyano milita a favor de la candidatura del derechista Scioli para 2015.

A su vez, si vamos juntos con Mo­yano y Micheli en el terreno sindical de forma sistemática, y vamos se­parados en el terreno electoral de forma sistemática, no es otra cosa que una política esquizoide que so­lamente puede llevar al desarrollo de la burocracia y a cavar la fosa de la izquierda en el propio terreno electoral, porque estará anulándo­se como alternativa independiente para los trabajadores. Si Moya­no y Micheli hacen lo que pueden porque los “trabajadores no están dispuestos a luchar”, ¿por qué no nos alineamos por completo con ellos, tanto sindical como electoral­mente? Si, por el contrario, Moya­no y Micheli tiran para atrás (como planteamos desde la TPR) por sus acuerdos con la derecha y el FAP, ¿por qué no los denunciamos, nos delimitamos, y ligamos la interven­ción electoral independiente a una intervención política independiente en el terreno sindical para superar la parálisis que impone la burocra­cia?

La disolución de la izquierda es aún más criminal teniendo en cuen­ta el potencial de la propia izquier­da, que fue clave, tal como refleja­ron los medios de comunicación, para paralizar la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia en el marco del paro nacional. A la izquierda le sobraba fuerzas para ponerse al frente de la movilización a Plaza de Mayo pero, por decisión propia, escogieron disolverse detrás de la burocracia. La izquierda no tie­ne que pedir permiso para ir a las conferencias de Moyano: tiene que convocar sus propias conferencias para postularse como una alternati­va. No es cierto que la izquierda ne­cesitó a la burocracia para impulsar el paro y cortar las calles y rutas. Lo que faltó no fue masividad sino es­trategia política: por ese motivo la izquierda se quedó garantizándole los piquetes a Moyano y no marchó a la Plaza de Mayo.

LA IZQUIERDA NO PASÓ LA PRUEBA DEL #20-N

Ante la capitulación de Moyano y Micheli frente a Cristina levantan­do la marcha a Plaza de Mayo, la izquierda tenía que convocar a la marcha y denunciar a la burocracia por no desarrollar un plan de lucha producto de su asociación con los distintos bloques patronales, plan­teando la necesidad de una salida por izquierda y de una nueva direc­ción de los sindicatos. La izquierda, sin embargo, hizo 
todo lo contrario.

Tanto aquellos que habían mar­chado disueltos el 10 de octubre (Izquierda Socialista, PO, CS, OS) como aquellos que habían boico­teado la movilización producto de la presión del kirchnerismo (PTS, ‘nuevo’ MAS, PCO, COMPA, Co­rriente Sindical Rompiendo Cade­nas), esta vez se sumaron todos al paro del #20-N de forma dispersa, sin buscar establecer un bloque político común diferenciado de la burocracia que se delimitara de su orientación política y planteara la necesidad de un plan de lucha. En esa misma línea, rechazaron soste­ner la marcha luego de que la buro­cracia la levantó. En el primer paro nacional contra el gobierno de los Kirchner, la izquierda actuó disuelta detrás de la burocracia.

A la cabeza de esta política di­solvente se ha colocado Izquierda Socialista. Ya el 27 de junio había rechazado marchar en la columna del clasismo anti-burocrático, disol­viéndose detrás del moyanismo. Esa línea persistió a partir de en­tonces, y se manifestó crudamente el propio #20-N: el Pollo Sobrero fue uno de los oradores de la con­ferencia de prensa encabezada por Moyano el propio día del paro, y en su intervención no estableció nin­gún tipo de crítica a la burocracia. IS y el Pollo Sobrero quieren apa­recer como el ala izquierda de la burocracia moyanista.

En ese mismo sentido, Conver­gencia Socialista, el PSTU y Opi­nión Socialista marcharon siste­máticamente disueltas detrás de la burocracia sindical: apenas irrum­pió la burocracia con sus marchas y paros, dichas organizaciones mo­renistas comenzaron a orbitar con más fuerza en torno a las burocra­cias. El PO ha ido evolucionando hacia esa posición: habiendo sido el único partido del FIT que denunció en su periódico el levantamiento de la marcha a la Plaza por parte de la burocracia, terminó aceptando que primara la posición de IS dentro del FIT (la que se reflejó en los comuni­cados del Frente de Izquierda que carecían de una delimitación de conjunto con la burocracia).

Finalmente, sacó un balance de la movilización (“Las lecciones de una huelga que promete un alcance histórico” de Altamira) donde no se delimita en absoluto de Moyano y Micheli y la embellece brutalmente, sin siquiera mencionar el levanta­miento de la marcha, sin plantear la consigna de un plan de lucha con­tra la parálisis de la burocracia, y sin denunciar el frente popular con sectores de la derecha y el FAP. Esto forma parte del curso disol­vente que denunciamos como TPR en la “Carta abierta al XXI Congre­so del PO”.

A su vez, el PTS y el ‘nuevo’ MAS, que se habían opuesto a la marcha del 10 de octubre argumentando que en la misma había reclamos patronales de la Federación Agra­ria, esta vez participaron del paro e, incluso, de una conferencia de prensa de la CTA-Micheli previa al #20-N. Son unos impostores políti­cos, porque la CTA-Micheli convocó a este paro agregando nuevamente el programa patronal de la FAA, y eso no impidió al PTS y el ‘nuevo’ MAS participar del paro. Estos gru­pos, por el contrario, rechazan im­pulsar una movilización obrera a la Plaza de Mayo. Desde un principio, el PTS se ocupó de militar la línea de que el #20-N no habría marcha a la Plaza. Para el ‘nuevo’ MAS, por su parte, había que evaluar “la conveniencia o no de movilizar a Plaza de Mayo; esto es más táctico y dependerá de lo que más con­venga en cada caso” (SoB, 13/11). No explicó nunca el MAS, sin em­bargo, por qué se supone que era “inconveniente” marchar a la Plaza del #20-N. Decir que la movilización a Plaza de Mayo es una cuestión “táctica” diferenciándola de la “es­trategia” de impulsar a fondo el paro convocado por la burocracia no es otra cosa que decir que la estrategia pasa por desarrollar un “moyanismo consecuente” y que la postulación de una alternativa obrera contra Cristina que supere a la burocracia es algo “táctico” que puede quedar relegado indefinida­mente. A esta línea se sumaron el PCO y la COR, llamando a parar el #20-N sin denunciar que la burocra­cia levantó la marcha a la Plaza.

La llamada “izquierda indepen­diente” (Corriente Sindical Rom­piendo Cadenas, el MPLD, y la COMPA –que incluye al FPDS y MAREA/La Mella), que terminó su­mándose al paro, juega un rol va­cilante, expresando las presiones cruzadas del kirchnerismo, la bu­rocracia de Moyano y Micheli, y de la propia izquierda (una diferencia destacable es que el MPLD si parti­cipó el 10/10 de la marcha, aunque no luchó por ir a la Plaza el #20-N, al igual que el resto). Este sector merece una mención especial, por­que ambos sectores de la COMPA están preparando su lanzamiento electoral, pero no colaborando con el FIT sino en oposición al mismo. Sin embargo, su progreso a expen­sas de la izquierda ha tenido como correlato, en la UBA, su acerca­miento a los decanos progresistas integrantes de las camarillas uni­versitarias. Si la militancia de estas organizaciones efectivamente quie­re poner en pie una alternativa anti-imperialista y popular, tiene que ali­nearse con el Frente de Izquierda para enfrentar con más fuerza a las variantes políticas que desarrollan una línea de colaboración con el imperialismo y los sojeros (CFK, la derecha y el FAP).

Es en función de estas tenden­cias a la adaptación política que las diversas organizaciones de iz­quierda vienen rechazando aunar esfuerzos para intervenir como un bloque sólido en el cuadro político. La izquierda prefiere dejar de ser iz­quierda y esconderse detrás de va­riantes ajenas a la izquierda, antes que desarrollar una política frentista para construir a la izquierda como una alternativa de poder. Se trata de una completa falta de perspecti­va histórica, que niega el desarrollo catastrófico de la bancarrota capita­lista en Argentina y todo el mundo. El grupo RyR (ex integrante de la Asamblea de Intelectuales por el FIT) denuncia este curso, aunque le contraponen la salida de la uni­ficación de los partidos del FIT en un mismo partido, por fuera de una reorientación de conjunto. Cuando este debate se dio en la Asamblea de Intelectuales, desde la TPR fuimos a plantear un método de campañas militantes para que esta propuesta del PO (formación de un Partido de Trabajadores) pros­perara en términos positivos, pero todos los partidos, incluso el PO (y RyR), la rechazaron. En las actua­les condiciones, donde apenas hay un acuerdo electoral y el FIT está hegemonizado por la política que originalmente viene impulsando IS, seguir insistiendo en la forma­ción de un partido común del FIT por fuera de dar una lucha política abierta contra su disolución impide que los luchadores nos organice­mos de forma independiente para construir una izquierda que quiera ser izquierda. El terreno para termi­nar con el desbarranco político del FIT pasa por la construcción de la Coordinadora en su defensa. Como planteamos en el comunicado de convocatoria al acto de la TPR en Plaza de Mayo el #20-N, “para no­sotros la conclusión de este #20- N no es presionar a la burocracia para que vaya por más, porque ese método es para encubrir el propio carácter anti-lucha y pro-patronal de la burocracia, así como también las propias miserias y el liquidacio­nismo, como se demuestra en el caso del Frente de Izquierda ante esta capitulación de Moyano y Mi­cheli, donde no se han plantado como alternativa. De aquí al 20 de diciembre, undécimo aniversario de la rebelión iniciada en el Argentina­zo, los clasistas y la izquierda te­nemos que lanzar un plan de lucha para reventar la Plaza de Mayo con todas las medidas que sean posi­bles. Nuestras fuerzas no serán ex­haustivas pero si no hacemos nada no vamos a ser mayoría nunca. Quién no tenga la convicción polí­tica de ser una minoría que luche nunca podrá ser la nueva mayoría que dirija. Con ese método pode­mos construir la Coordinadora en Defensa del FIT”.

Hay 2 tácticas en la izquierda: por un lado, aquella que se expresó en la columna clasista del 27 de junio en Plaza de Mayo, es decir, aque­lla que gravita en torno a las posi­ciones del PO. Por el otro, aquella que se expresó en la disolución de la izquierda el 20 de noviembre, es decir, aquella que corresponde a la orientación de Izquierda Socialista. El FIT terminó optando por esta se­gunda táctica: los dos comunicados que sacó de cara al #20-N reprodu­cen exactamente los planteos de IS (pedir que pongan fecha al paro, reclamar plan de lucha sin denun­ciar a la burocracia). Desde la TPR luchamos por defender la primera.

PARA DARLE CONTINUIDAD AL #20-N: PLAN DE LUCHA, PARO INDEFINIDO Y MARCHA A PLAZA DE MAYO DE ACÁ AL 14 Y 20 DE DICIEMBRE

Todo este balance plantea la necesidad de re-orientar la activi­dad de la izquierda luego del #20- N, para darle continuidad y para superar la política anti-lucha de la burocracia sindical. En ese sentido, desde la TPR llamamos a toda la izquierda y el clasismo a reunirnos de inmediato para discutir cómo po­nemos en pie un plan de lucha de acá al 14 y 20 de diciembre, que le dé continuidad en el tiempo al paro nacional del #20-N hacia la huelga general indefinida por todos los re­clamos obreros contra el gobierno, y que tenga como uno de sus prin­cipales objetivos reventar la Plaza de Mayo el 20 de diciembre, a 11 años del Argentinazo. Moyano y Mi­cheli ya insinuaron que volverían a parar y marcharían antes de fin de año. La situación política no exige paros aislados (política promovida por Moyano y Micheli), sino que exige un plan de lucha y una huelga general indefinida: de ahí la impor­tancia de que nos reunamos para discutir cómo ponemos en pie to­das las medidas de lucha tendien­tes a realizar esa necesidad. Sin ir más lejos, está planteado que en diciembre irrumpa una movilización masiva del movimiento piquetero, la cual tiene que formar parte del plan de lucha que dé continuidad al #20-N.

No solamente eso: la crisis abier­ta por el fallo del juez Griesa pone de relieve, tal como sucedió en 2009, la centralidad de la cuestión de la deuda externa y de la lucha antiimperialista en el desarrollo de la bancarrota capitalista y la crisis de poder abierta en nuestro país. El pago de la deuda externa, tal como refleja la situación con los fondos buitre, lleva al país a un descala­bro absoluto y presiona al gobier­no a ejecutar un ajuste en toda la línea. La lucha contra el ajuste tiene que estar ligada, por lo tanto, a la lucha por el no pago de la deuda externa. De ahí que la pelea por el plan de lucha, el paro nacional indefinido y la marcha a Plaza de Mayo tiene que tener como centro la pelea contra el pago de la deuda y contra el ajuste. Es por eso que desde la TPR planteamos que el 14 de diciembre, el día previo al que el juez Griesa fijó como fecha límite para que el gobierno le pague a los buitres, los trabajadores protagoni­cemos una movilización a la Plaza en el marco de un plan de lucha y un paro indefinido, como preludio a la movilización masiva del 20 de diciembre.

Compañeras y compañeros: si hacemos reuniones para organizar las marchas del 24 de marzo y del 20 de diciembre, ¿por qué no nos reunimos para organizar el plan de lucha? ¿Por qué no nos reunimos para coordinar la lucha contra el ajuste y el pago de la deuda, cuan­do esto se ha convertido en el eje de la situación política? Esto es muy importante porque la dispersión de la izquierda lo que denota es que la propia izquierda decide atomizar­se para no ser alternativa. Y esto juega una función criminal, porque mientras la izquierda no interviene en la situación política, el gobierno, la derecha y el FAP avanzan en su política de pagar la deuda y ajustar contra los explotados.

PARA SER IZQUIER­DA, LA IZQUIERDA TIENE QUE DESA­RROLLAR UNA TÁC­TICA FRENTISTA PARA AGRUPAR EN OPOSICIÓN A CRIS­TINA, LA DERECHA, EL FAP Y LA BURO­CRACIA SINDICAL
La conclusión de todo esto es que las organizaciones de izquier­da que no forman parte de ninguno de los bloques patronales y que no se han integrado a la burocracia te­nemos que desarrollar una política frentista para agrupar en oposición a Cristina, la derecha, el FAP y la burocracia sindical, y a favor de una salida por izquierda a la crisis na­cional. El Frente de Izquierda pasó a convertirse en un punto de apoyo para desarrollar esta política desde el momento en que sacó 660.000 votos en las elecciones de 2011, postulándose como una potencial alternativa de izquierda en el cua­dro político nacional. Es sobre esta base que, desde la Tendencia Pi­quetera Revolucionaria, hemos lan­zado hace ya un mes la propuesta de poner en pie una Coordinadora en Defensa del FIT para debatir, or­ganizar y luchar contra Cristina, la derecha y el FAP.

En ese sentido, como TPR que­remos saludar la respuesta posi­tiva a nuestra propuesta de parte del CC-POR, que reproducimos en el presente periódico. Quere­mos saludar también las columnas en común que formamos con los compañeros del Movimiento 20 de Diciembre y del MCC de Cha­co durante el Encuentro Nacional de Mujeres y durante la marcha a Plaza de Mayo por el 2º aniversario del asesinato de Mariano Ferreyra, compañeros que enviaron su adhe­sión al acto de la TPR en Plaza de Mayo el #20-N y que protagoniza­ron una auténtica jornada de lucha piquetera en su propia provincia el mismo 20 arrancándole al gobierno provincial el compromiso de pagar el doble aguinaldo a los compañe­ros precarizados que trabajan para el Estado. En ese mismo sentido, también queremos destacar la ad­hesión de los compañeros del POS al acto que montamos en la Plaza. A su vez, acertadamente, Estrella Roja/Prisma llamó a defender la movilización a Plaza de Mayo y fue al piquete de la FUBA el #20-N a plantear esa orientación Sin embar­go, luego no participaron con no­sotros del acto en Plaza de Mayo. Este agrupamiento de adhesiones, débil y heterogéneo, plantea sin embargo una perspectiva funda­mental que deberá ser sometida a la prueba de la lucha política: la defensa del Frente de Izquierda – incluso contra sus direcciones y junto a fuerzas mucho menores que fueron expulsadas del FIT o nunca lo integraron. De ahí que lo funda­mental sea reagrupar para darle más fuerza al debate con la propia militancia del FIT.

QUE LA MILITANCIA DE IZQUIERDA FIR­ME EL PRONUNCIA­MIENTO Y SE SUME A LA LUCHA POR UNA COORDINADORA EN DEFENSA DEL FIT

Estos son pasos en el camino para romper con la adaptación política e impulsar la defensa de la izquierda como alternativa inde­pendiente. Para ello, desde la TPR hemos lanzado un pronunciamiento para juntar miles de firmas a favor de la puesta en pie de una Coor­dinadora en Defensa del FIT. El sentido del pronunciamiento es el de agrupar a todos los militantes de izquierda, sean de la organización que sean o sean independientes, en función de luchar por el objetivo de construir una salida por izquier­da contra Cristina, la derecha y el FAP. Por eso, llamamos a toda la militancia de izquierda que quiere ser de izquierda a tomar en sus ma­nos el pronunciamiento.

La Coordinadora en Defensa del FIT tiene que ser una palanca para promover una intervención frentista en el actual cuadro de bancarrota capitalista y ajuste de los gobiernos, motorizando la lucha de los trabaja­dores. La Coordinadora no puede ser una cooperativa electoral para tratar de negociar cargos en las lis­tas del Frente de Izquierda en me­jores condiciones. Por el contrario, la presencia de las organizaciones de la izquierda que se referencia en el FIT en sus listas de candidatos tiene que ser el subproducto de la autoridad que conquistemos con la lucha política para poner en pie al Frente de Izquierda como un factor de organización de la lucha de las masas contra el “Rodrigazo” del go­bierno y contra el pago de la deuda. De ahí que la propia Coordinadora en Defensa del FIT se tiene que poner a la cabeza de estructurar un frente único contra el pago de la deuda y el ajuste, para colocar al clasismo a la cabeza de la lucha antiimperialista frente a la política de compromisos con el imperialis­mo que desarrollan Cristina, la de­recha y el FAP.

En ese sentido, el pronuncia­miento tiene que ser un instrumen­to frentista y unitario para motorizar una intervención común en la situa­ción política y las campañas nece­sarias para desarrollar esa interven­ción. Por eso, el pronunciamiento plantea: #2-D: ¡Fuera Monsanto! Por actividades en todo el país de­nunciando a Cristina, la derecha y el FAP; #7-D: Cristina miente: es un nuevo negociado entre capitalistas. Por una campaña independiente de las comisiones internas de prensa, los medios de comunicación alter­nativos y la izquierda; #14-D: ¡Por un frente único contra el ajuste, el tarifazo y por no al pago de la deu­da externa! Acto en Plaza de Mayo, piquetazo, cacerolazo y paro inde­finido hasta conquistar nuestros reclamos; #20-D: a 11 años del Ar­gentinazo, todos a Plaza de Mayo. Por una nueva dirección clasista de los sindicatos. Pongamos en pie una columna del FIT, el clasismo y la Coordinadora en Defensa del FIT; #Reforma proscriptiva: Jun­tada de firmas y plan de lucha de los sindicatos y las organizaciones populares; #Elecciones 2013: Por un congreso abierto y comités de base del FIT para discutir el progra­ma, impulsar campañas, definir las candidaturas e incorporar candida­tos de todas las organizaciones que apoyen al FIT.

La distancia entre las tareas plan­teadas objetivamente y los medios subjetivos con los que contamos para luchar por ellas se tiene que acortar sobre la base de que cada vez más trabajadores y luchadores se incorporen a esta lucha política. Todo el balance de la lucha política al interior del movimiento obrero y de los explotados arroja que es la Tendencia Piquetera Revoluciona­ria la organización que se coloca a la cabeza de la pelea contra la disolución de la izquierda. Por lo tanto, la lucha por desarrollar a la TPR tiene que ser tomada en sus manos por toda la vanguardia obre­ra y estudiantil que esté dispuesta a irrumpir en el cuadro político pos­tulando una salida por izquierda. Si eso ocurre, vamos a generar las mejores condiciones posibles para superar la contención de la burocracia sindical, poner en pie un plan de lucha y una huelga general indefinida por todos los reclamos obreros, y estructurar una alterna­tiva de izquierda contra Cristina, la derecha y el FAP.

Compañeras y compañeros, construyamos la Tendencia Pique­tera Revolucionaria para poner en pie una Coordinadora en Defensa del FIT que sirva como palanca para motorizar la intervención po­lítica independiente de los trabaja­dores frente a la mayor bancarrota capitalista de la historia.

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